lunes, 26 de julio de 2021

La creación de pueblos fantasma

Las condiciones laborales no siempre dependen
de las capacidades individuales. Foto: BAER

Una conducta violenta será siempre la manifestación de una carencia; no sólo se adolece de recursos materiales, en temas que tienen que ver con el carácter, también existen huecos o situaciones no resueltas que van sumándose en la forma de pequeñas o grandes frustraciones. Los esquemas económicos a los cuales los gobiernos de la república nos han adherido, han proyectado cambios que por lo general, empresarios de niveles medios no alcanzan a ver, mucho menos a disfrutar. Por cuestiones de cultura, la migración de los individuos de una comunidad se ve reducida a su manifestación interna, es decir, no rebasará los límites geográficos ni ideológicos del grupo donde nacieron, traduciéndose en ciudades, estados o naciones.

La migración a otro país se dará por cuestiones económicas sin importar el estrato social, ya sea para mejorar sus condiciones laborales o por carecer de empleo; en el esquema escolarizado latinoamericano donde la promesa de un trabajo asegurado está idealizado en razón a la cantidad de años cursados, pero que en realidad está condicionada a las necesidades particulares de una industria o un comercio dependientes del exterior, ha servido para retrasar el acceso de los egresados de las múltiples universidades al mundo laboral, con el hándicap en contra de ser preparados para convertirse en empleados primordialmente, la idea de ser empresarios se queda en los esfuerzos individuales.

A lo largo de la historia los pueblos que han soportado el paso del tiempo, son los que diversificaron su modus vivendi, lo que en palabras llanas significa que cada particular tuvo la oportunidad de crear su empresa. Por el contrario, los poblados que basaron su existencia en una forma mono productiva, vieron pasar sus mejores días en el momento en que su industria se acabó, como en algunos pueblos mineros, convirtiéndolos en auténticos pueblos fantasma debido a la necesidad de salir a buscar alguna entrada de dinero en otro lugar. En estos días, el proceso puede verse en una etapa de “remorización” (de rémora, si se me permite el término) cuando pequeñas poblaciones dependen de mantenerse sirviendo a poblaciones mayores.

Algunas actividades que ilustran lo anterior serían el servicio doméstico, las maquilas o el transporte, sin embargo, el encrudecimiento de eventos violentos ha agudizado las migraciones, acelerando con ello no sólo el abandono de la tierra de nacimiento, sino la sobrepoblación de los centros urbanos con los consecuentes problemas de abastecimiento de servicios y la destrucción del ambiente. Por supuesto, explotación laboral y violencia no son eventos aislados, su interdependencia crea círculos viciosos en los que sólo unos cuantos salen beneficiados y encuentran justificación para mantener las condiciones, en argumentos que ensalzan las aspiraciones del empleado que compite por puestos que ofrecen condiciones precarias pero legales. Salud.

Beto

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