lunes, 29 de noviembre de 2021

Cosas del hábito

Habituarse requiere de disciplina. Foto: BAER

Irapuato, Gto.- No necesariamente es sinónimo de acostumbrarse puesto que la voluntad tiene mucho que ver en la diferenciación, ya que tomar o hacer un hábito requiere de iniciativa, mientras que acostumbrarse supone que algo ya está hecho y debemos adaptarnos a su manejo en general aunque no estemos de acuerdo. ¿Cómo nos llega el convencimiento de que lo que tenemos frente a nosotros conviene hacerlo, es decir, la transición entre que nos obliguen a tomar (or ejemplo) un baño a estar seguros de cu conveniencia por salud o imagen social? Puede ser que la clave esté en el segundo punto; el rechazo es un evento desagradable que nadie soporta por periodos prolongados, así que, o nos alineamos para insertarnos en la norma o buscamos a otros individuos con las mismas ideas y circunstancias.

Aquí el tema de la bondad o maldad pasa a un ámbito relativo pues las reglas actúan de la misma manera en un grupo o en otro, son permisivas o restrictivas según la óptica del grupo que las sustente. El medio tiene mucho que ver dado que, en el caso hipotético que hubiera dos comunidades separadas por su concepción del baño diario, quizá esto se deba no sólo a la aversión al agua, sino también por la posible escasez de ella, lo que da otro matiz a la situación. Lo anterior, echándole más leña al fuego, se deba posiblemente a los bajos recursos que tengan, por lo que realizar obras de infraestructura no sería posible en el corto plazo y ni pensar en que los que desearan bañarse, se cambiaran a la otra comunidad.

¿Qué hay de los que, por razones ideológicas o porque no les gusta bañarse, se oponen a alinearse? ¿Se cambiarían a la otra comunidad? Probablemente no, porque las comunidades que ofrece un grupo con recursos no las van a encontrar en las carencias del otro, así que preferirían soportar el rechazo, tal vez confrontando a la cúpula y cuestionando la manera “tan limpia” de vivir de los demás buscándose, inclusive, argumentos que dieran razón científica para evitar bañarse. En este ejemplo que raya en lo absurdo, podríamos sustituir situaciones encontrándonos quizá que habrá algunas que  sí tendrían sentido y otras que, de ninguna manera deberían tomarse en cuenta aunque a vedes son a las que damos mayor relevancia.

Habituarse no es una imposición, sino el reflejo de un razonamiento crítico que nos lleve a la moderación de nuestras acciones, incluso cuando haya que oponerse a la inercia que traiga el grupo hegemónico. Es, a la vez, una situación dinámica de negociación entre parte contrarias donde la cotidianidad estará dominada por el respeto hacia la visión de las diferencias y la apertura hacia posibles convencimientos mutuos. Cuando nos habituamos, actuamos como lo hacen los líquidos, es decir, tomamos la forma del recipiente que nos contiene el cual puede ser el tamaño de una casa, la distancia al trabajo, la cantidad de materias en un curso, en fin, que nuestros hábitos dan forma a nuestra aceptación. Salud.

Beto

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