lunes, 7 de marzo de 2022

Unos más iguales que otros

¿Cómo se logra ser iguales?. Foto: BAER

Irapuato, Gto.- En el tiempo en que escuché a uno de mis profesores de preparatoria decir que la democracia sólo podía funcionar en grupos pequeños, pensé que se trataba o de una broma o de un golpista en potencia que intentaba convencernos de integrarnos a una asociación de resistencia civil; ya me veía saliendo otra vez en la primera plana de El Sol local, levantando mi brazo en una marcha para protestar por alguna injusticia como había sucedido en la secundaria, pero no, él sólo trataba de explicarnos su concepto de igualdad social, la cual dividía en una forma tácita y otra explícita. También su perspectiva sobre el intento de hacer absoluto un concepto que en realidad es relativo, tomando en cuenta la doble valoración anotada con anterioridad que tomé con cierta reserva.

Había además, un handy cap en contra para tener una idea clara de la relación entre libertad y democracia que era el sobre entendimiento de que siempre van de la mano; vamos por partes, la libertad es un derecho por el que se debe luchar todos los días demostrando que la merecemos cuando somos capaces de ser útiles para el grupo social que componemos, que no interferimos en el desarrollo de los demás, que nos proponemos como entes productivos y que conducimos con respeto cualquier tipo de riqueza. Si faltamos a alguno de estos requisitos, la libertad no puede ser completa. La democracia es una decisión compartida que se implementa entre iguales, pero no de la misma manera entre implícitos que explícitos, es decir, entre las semejanzas que se adquieren por nacimiento y las que vamos ganando.

Ejemplos de cada una: la vida es igualmente respetable en cualquiera de sus formas, a pesar de la valoración arbitraria que se le da en las cadenas alimenticias; en lo laboral pasa exactamente igual, a pesar de la diferencia entre los sueldos. Algunas igualdades emanan de este aspecto económico, pero lo hacemos patente también con lo académico, es decir, entre más papeles se acumulen, más niveles de igualdad escalamos. La democracia se ejerce mejor entre iguales, los griegos lo tenían claro, era un sistema que se aplicaba a los ciudadanos, nunca a los esclavos; en estos tiempos, los criterios democráticos, además de la disciplina científica en la que estemos inmersos, se nos respetará más por la experiencia adquirida y, por qué no, por los círculos sociales que frecuentemos.

Tanto democracia como igualdad son conceptos que deben aprenderse con la práctica pues, por mucho que se escuchen o se estudien en los libros, no es sino cuando padecemos alguna injusticia que valoramos su práctica. Y como ejercicio, deben llevarse a cabo diariamente, como cuando se ejecuta un instrumento musical, hay unos muy celosos que exigen atención diaria so pena de evidenciar nuestra torpeza en los momentos más inoportunos. La igualdad es la condición sin la cual la democracia no tiene sentido; por así decirlo, es la imagen que fabricamos, como un traje a la medida para vestir con ella a los demás y, aunque tenga nuestras dimensiones, será tan flexible que todos tendrán la oportunidad de probársela, claro, la decisión de quién la use será sólo nuestra. Salud.

Beto

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