lunes, 13 de junio de 2022

Armagedoncitos

El futuro es así de sombrío. Foto: BAER

Irapuato, Gto.- Las oleadas de propaganda se agudizan previamente a acontecimientos traumáticos de orden social; la naturaleza de los mensajes es lo de menos, lo importante es mantener quieta a la “borregada”. Cuando no son residuos de la carestía rampante, son brotes de violencia que cada vez parecen más un salpullido o, en lo que concierne a la vida política, un nuevo chanchullo a la más rancia usanza mexicana; lo malo es que los mensajes que utilizan los encargados de difundir las bondades de mantenerse en una religión, votar por un candidato o ahorrar el dinero que no tenemos, son de tal rusticidad que terminamos creyendo en ellos. La base es la misma, se acerca el fin de los tiempos -lo que quiera decir eso- y ellos tienen la solución para no morir.

A lo anterior podemos sumar las notas sobre fenómenos naturales que unifican de cierta forma, la zona de inutilidad que presentan todas las instituciones que nos inventamos. Los problemas con la naturaleza los tenemos de raíz, nunca ha habido una autoridad que impida los asentamientos en áreas de riesgo, por lo que cada año nos enteramos que hay damnificados por lluvias, desbordamientos de ríos o presas y terremotos, bueno, ni siquiera son tema de campaña el imponer programas de protección civil y debe llegar un “Ágatha” que nos recuerde que ante los embates del ambiente, la humanidad no tiene más defensa que la prevención, porque donde se nos ocurra provocarle algún malestar o la mínima comezón, se va a rascar.

Como cualquier plaga, vamos creciendo en número, en cantidad de necesidades y en el monto de deshechos que producimos, cada día más exigentes con el mínimo de conciencia sobre la destrucción que dejamos a nuestro paso, eso hacen las plagas que no tienen más depredador que ellas mismas. Comenzamos un periodo de purga hace dos años, lo triste es que parece no haber sido suficiente y las condiciones en las que tenemos al planeta, provocarán más oleadas de enfermedades que muy probablemente nos ataquen donde más nos duele. Podemos sumarle a todo este fenómeno la radicalización en la concentración de las riquezas que seguirá provocando migraciones, no porque realmente se crea que las oportunidades se den fácilmente adonde van, sino porque no existen en su lugar de origen.

Orígenes en los cuales sus pobladores también han escuchado por décadas que las condiciones en que vivían entonces, cambiarían, sin nunca haber visto el cambio prometido; no es un fenómeno nuevo, aunque de inicio, en las épocas de los grandes imperios, la migración era forzada por la necesidad de esclavos para realizar grandes obras, la diferencia es que ahora no es necesario acarrearlos pues ya tenemos bien aprendido el discurso del triunfo, ése que nos dice que para ser hay que tener y que las clases políticas explotan irresponsablemente cada vez que necesitan justificar su existencia por medio del espejismo del voto. Mientras tanto, el planeta ve cómo desperdiciamos los recursos que ofrece, por la enajenación al artificio y la dominación efímera. Salud.

Beto

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