lunes, 6 de junio de 2022

Camino a la santidad

Milagroso hasta en sus propios problemas.
Foto: BAER

Irapuato, Gto.- Cada uno de ustedes, apreciables lectores, deben tener conocimiento de lo que “su santo” hizo para alcanzar la categoría, mi caso no es tal o no lo era hasta este momento, por lo que me di a la tarea de averiguar quién fue y qué hizo el famoso Roberto abad, que se conmemora el día de mañana pero, como toca novela, me aprovecho este espacio porque además, los blogs son míos; resulta y acontece que un abad es un monje superior (lo que es un cargo de director) en un monasterio, donde por tradición se cree que sus habitantes llevan una vida de recogimiento y oración, ambos términos deben explicarse al menos para mí, que suelo confundir los significados creyendo que los sinónimos se aplican sin restricción.

En el terreno de la especulación, la vida social de un abad debió ser casi nula, al menos hacia el exterior, pues la dinámica del recogimiento más los votos a los que se haya sometido, no creo que le dejaran mucho margen para departir y si a eso le sumamos lo poco accesibles que eran (o son) los monasterios, pues la variedad no sería un concepto que manejara del todo. Bajo esa circunstancia, su don de mando no debería enfrentar problemas ya que lo mismo pediría a sus subalternos, eso si esa exigencia fuera equitativa pero lo dudo, generalmente va aumentando conforme se baja en la cadena de mando en cualquier organización de orden jerárquico, los entendidos dirían que se trata de las ventajas del puesto.

Vivió el dicho personaje (si a eso se le puede llamar vida) en el siglo doce de nuestra era; nació en Gargrave, North Yorkshire, Inglaterra en 1100 y muere el 7 de junio de 1159 en la abadía de Newminster en Morpeth, Northumberland. Estudió en la Universidad de París donde se dice que compuso un comentario de los salmos, pero algo habrá hecho que ahora están perdidos. sacerdote benedictino se unió a un grupo de monjes de la abadía de Santa María de York; en los dos primeros años de su estancia con ellos en el valle de Skeldale vivieron en extrema pobreza lo que no impidió que fueran conocidos por su caridad, austeridad y su estricta vida benedictina, hasta que llegó el novicio Hugh (dean de York) que dejó su riqueza en la comunidad.

Fue acusado por otro monje celoso de tener interés por una mujer del pueblo de Fountains donde ya había fundado el monasterio del que sería abad, pero en su juicio dirigido por San Bernardo, éste no duda de su inocencia debido a una señal celestial que le anunciaba su conducta virtuosa, después de lo cual, ambos santos se hicieron muy cuates. Milagroso como el que más gracias al cinturón que le regaló su amigo Bernardo, se dice que después de muerto salvó la vida de un monje que cayó de una escalera mientras se construía su iglesia en Newminster, esto afirmado por supuesto, por otro monje de la época. En un tiempo en que las comunicaciones y la investigación eran muy lentas, lo que prevalecía era la fe en datos que dejan mucho a la imaginación. Salud.

Beto

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