lunes, 18 de julio de 2022

Pasar a la historia

Los políticos creen que los demás no existimos.
Foto: BAER

Irapuato, Gto.- En contra del aspiracionismo clasemediero de ser poderoso económicamente, está el aspiracionismo del poder por parte de sectores pseudo desprotegidos, con la diferencia de que la clase media corre los riesgos por sí misma mientras que los desprotegidos son una abstracción; se habla de ellos como un símbolo y mediante otros similares se controla a los reales. Los pobres aparecen irremediablemente en los discursos, tanto de aparatos ideológicos como en el Estado mismo, no se diga en los de los aspirantes a puestos públicos; se habla de ideales y en el mundo de las ideas puede suceder cualquier cosa, hasta lograr un país igualitario donde cualquier empresa en las ciudades o en el campo subsista sin preocupaciones y sin sobresaltos de ninguna especie.

La razón de mencionarlos es simplemente en mantenimiento de la memoria ya sea personal con tintes heroicos, como el del caudillo y grupal como en las corporaciones sean con fines de lucro o no; entonces, salvadores e iglesias tendrán discursos complementarios que, en ocasiones, se han unido para tener un mejor (o mayor) impacto y con ello, lograr el convencimiento de au grupo social para realizar obras, acciones y/o sometimientos supuestamente benéficos para todos. Apelar al combate a la pobreza ha sido el terreno común propicio para colectas humanitarias de organizaciones que viven de administrar la buena voluntad de los demás o de la imposición de programas sociales que sólo resuelven eventualidades que más parecen enfermedades crónicas.

Otras dos formas de pasar a la posteridad tienen que ver con el tiempo y el esfuerzo; hay quienes trabajan toda su vida y se les recuerda un día, otros cometen una fechoría y se las recordamos durante nuestra existencia. También ambas formas pasan por el tamiz de la normalización cuando la vergüenza o el delito suceden en las instituciones de gobierno; ¿se han preguntado por qué la historia de México es heroica hasta el inicio de la Revolución? después en los libros de texto, sólo se habla escuetamente de algunos logros de cada sexenio, eso sí, deben ser de relumbrón, nada de drenajes (al menos que sea el del Distrito Federal), nada de servicios (a menos que sean de la Ciudad de México) y nada de cultura (a menos que sea en la capital de la República).

Los motivos que dirigieron al país en el siglo pasado y que parecen replicarse en el presente, han dejado una estela de yerros que fueron una curiosidad comunicacional cuando empezaron a explorar la libertad de expresión, algo cucha y mal explotada, pero al fin libertad. El chiste y la broma surgieron a borbotones y pensamos que con ello nos cobraríamos algo de las afrentas a las que nos han sometido sexenio tras sexenio; en algún tiempo los políticos se enorgullecieron de haber sido satirizados en un programa de televisión, pues eso significaba que estaban vigentes en el escenario nacional. Sin embargo, los contenidos no han cambiado ni la realidad ha mejorado, sólo cambiaron de escenario y los actores pasarán a la posteridad, pero como unos perfectos idiotas. Salud.

Beto

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