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La expresión “desde endenántes” la usa mucha gente y no por eso está bien. Foto: BAER |
Y creo que ahí está la clave, hay movimientos (o que pretenden serlo) que únicamente convienen a unos cuantos que supuestamente los entienden, pero que no se toman el tiempo de dar explicaciones suficientes para que todos entendamos. Que conste que hablo de comprender y no de agarrarle el gusto que, por supuesto, lleva el riesgo de que como quizá no tengan los argumentos suficientes, terminarían convenciéndose de que su intento de cambio no vale la pena. Estoy totalmente de acuerdo en que las lenguas son dinámicas y, por lo tanto, cambiantes; que su evolución se da generalmente sin vigilancia y sólo queda documentar esos cambios pero, ¿qué hay de las razones por las que sucedieron? Es un signo de extrema flojera adoptarlos nada más porque “mucha gente” los usa.
La práctica del “murcielagazo” -si la anécdota es cierta- ya no debería ser suficiente, pero al menos en ese ejemplo se establece como razón principal al sonido de la palabra -el cambio de pronunciar muciélago en lugar de murciégalo- algo que tal vez sea más común en la adaptación de vocablos de un idioma a otro, por ejemplo aguacate de aguácatl, Cuernavaca de Cuauhnáuac o Irapuato de Eratzicutzio. Sin embargo, dentro del mismo idioma, las razones deberían ser más observadas para entender si esos cambios son coherentes y pertinentes y no nada más suponer que muchos adolescentes se dicen “wey” porque la palabreja ésa quiere decir amigo, cuando en realidad deriva de un insulto por comparación con el toro que es castrado, misma que se dio por no saber pronunciar bien buey.
Para colmo, la última reducción quedó en “we”, implicando quizá, que a esos adolescentes cada día les da más flojera hablar. Habría que ver también que el entorno no da muchos temas alentadores a los cuales abordar; un joven en este país, en este tiempo, debe andar protegiéndose las espaldas pues su entorno no le provee de la seguridad suficiente para desarrollarse en él, algunos ni siquiera en su propia casa. Estamos todos en una trampa mortal también para las ideas, el intercambio se dificulta por la falta de contacto y de opciones seguras para ir a cultivarnos o divertirnos, la actividad general se ha empantanado con la complacencia de todos, no nos hagamos, la mayor parte del tiempo seguimos esperando el mesías, otra cosa nos hubieran heredado los judíos, como los negocios. Salud.
Beto
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