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Reuniones edificantes, eso es lo que se busca. Foto: BAER |
Pero la voluntad se impone y la opinión ajena es lo último que atemoriza cuando la convicción está cimentada en hachos más que en suposiciones o creencias vanas, porque el creer se basa en conocimiento de causa, es la convicción de que hay algo de realidad en lo que se afirma, constancia palpable en documento. Si lo que se asegura queda en el limbo, cada dato enumerado irá desgastándose con el tiempo, hasta llegar a un punto de quiebre. Ahí es donde los mitos se dividen entre los que se insertan en las tradiciones y los que se desechan por inservibles; en un segundo plano menos violento, la traición se encargará de mantener a unos vigentes y a los otros tratarlos como meras curiosidades anecdóticas.
Quizás eso pase con la no-graduación de los egresados de la carrera de Comunicación generación 82-86, porque no nos procuramos suficientes datos para acompañar nuestra travesía profesional, aunque la amistad como la concebimos siga intacta. ¿Qué? ¿Pensaron que me ocuparía de los festejos guadalupanos y los danzantes en el Tepeyac? ¡Naranjas agrias! De eso ya traté en alguna ocasión anterior pero la conexión con el grupo es que nuestro acto académico fue en esta fecha hace treinta y seis años, acto que sigue sostenido por detalles que se van entremezclando y (espero que no pronto) diluyendo con el paso del tiempo y que ilustran de cierta manera el paso de nuestra vida.
En lo personal, me precio de establecerme en una postura neutral en lo posible, pues tomo muy en cuenta la recomendación de “vive y deja vivir”, algo así como un escudo en contra de intromisiones no consensuadas aunque a veces eso implique momentos de soledad no contemplados, pero que sirven para la reflexión matinal en el trono de la sabiduría. El caso es que se avecina un nuevo reencuentro entre los que quedamos activos del grupo, oportunidad para ponernos al día en lo que respecta a nuestras actividades y las esperanzas que aún queden intactas a pesar de que el entorno se haya puesto más flamenco en estos últimos cuatro años. Pero los jesuitas no instruyeron gente taruga, así que la próxima platica promete. Salud.
Beto
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