lunes, 16 de enero de 2023

Cuando sea rico

Ideas muy loables, pero sin apoyos se quedan
en sueños. Foto: BAER

Irapuato, Gto.- De los mitos y fantasías que como clase media nos tienen identificados, el de la escolaridad toma una forma de embudo que tiene como válvula, la voluntad de otra conformada por seres que se suponen dueños en general; en el final del siglo diecinueve y gran parte del veinte, se pensó que la lucha de clases se daba por la conciencia sobre la carencia de unos y la opulencia de otros, es decir, un tema meramente económico. Por un breve lapso, la educación pareció independizarse de esa concepción pero no tuvo más remedio que alinearse y, si no se convirtió del todo en moneda de cambio, sí se quedó como “el” camino para crear nueva riqueza. No lo sé de cierto, pero la pertenencia al sector superior por la vía de la honradez, tiene origen casi en exclusiva en la clase media, donde el trabajo es un grillete.

Lograr la acumulación suficiente para tener una vida holgada lleva un buen rato y depende de la demanda en el servicio que se ofrezca, suponiendo que éste es bueno y legal, lo que lleva en algún momento a la disyuntiva entre estudiar algo que llame la atención o algo que comúnmente deje dinero y la promesa se mantiene flotando en el aire “cuando ganes dinero”. Las metas detrás de la escolarización van diluyéndose hasta centrarse en una sola: mantener un status, lo que no está mal  puesto que de algo hemos de vivir, pero si fuera cierto que a mayor grado académico mayores ingresos, no habría profesionistas tratando de ganarse la vida en actividades que nada tienen que ver con la carrera que estudiaron, ni aferrados en ejercerla que nos preguntamos a diario ¿ahora de dónde?

Son las relaciones y no la escolaridad lo que permite en este país acceder a un buen empleo o a un negocio, no me refiero a asuntos de compadrazgo o nepotismo, sino a tener lo que llamamos “don de gentes” para abrir posibilidades de intercambio, el acceder a un status mayor o a la acumulación de riqueza, dependen de lo buenos que seamos para administrarnos. Claro está, la mayoría nos manejamos de la misma manera sin importar lo que ganemos y así como entra dinero en las arcas, así sale según esto, por mantener un estilo de vida. El caso es que nuestro concepto de ahorro es únicamente acumulativo temporal, no de inversión, es decir, guardamos para gastarlo en un evento pero no para que tenga réditos, lo que hace que siempre empecemos de cero, con las quejas con las que siempre lidiamos.

El caso es que, de alguna forma, todos hemos fantaseado con la idea de ser millonarios, en el mío, ha ido evolucionando confirme sumo años de vida, pues pasó de querer viajar por el mundo (sí, ya sé, poco original), comprar una liga deportiva preferentemente de voleibol y difundirla como se debe, hasta abrir un centro multidisciplinario de comunicación dirigido a producción y difusión de cintas culturales. Un café con librería y sala de proyecciones para decirlo de mejor forma. Aunque los sueños, sueños sean, las posibilidades de hacerlos realidad están, sin importar el tiempo que se lleve concretarlos; por lo pronto he ido acumulando conocimientos que pudieran ser útiles por si se da la oportunidad de abrir un local que me mantenga ocupado por lo que me quede de vida. ¡Pásele, pásele, al dos por una las tandas! Salud.

Beto

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