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Las escenas idílicas de la investigación podrían no verse más. Foto: BAER |
Basta seguir los pasos del método para comprender que la mente humana no tiene limitantes por muy institucionales que se le presenten, incluso, la institución que intente esclavizar a la ciencia para que sólo responda a sus intereses, corre el riesgo de volverse la víctima de sus propias producciones. En esencia, la ciencia es un caballo salvaje que finge ser domado hasta que se ve afectado en sus límites. Quizá el único grillete efectivo dentro de este sistema capitalistoide sea el dinero, puesto que con él se han creado consejos, institutos, centros y demás facultades dedicadas a la investigación, que dependen de una cuota gubernamental para realizar su tarea, lo que tampoco nos representa ninguna ventaja puesto que tales aportaciones siempre están restringidas.
¿Para qué querría un gobierno controlar a los centros dedicados a la investigación? No es que el poder político esté interesado en los avances de la ciencia como tal, pero si éstos le representan una forma para dominar a la sociedad que dicen representar, por supuesto que mostrarán interés y exigirán, dado el apoyo, que los resultados de las investigaciones justifiquen su estadía en el privilegio y la opulencia, amén de la impunidad. Controlar a la investigación, es empoderar a la satrapía, en un país que por costumbre, aboga poco por la actividad científica pero cacarea a la educación (adoctrinante) como uno de sus pilares, aunque su finalidad no cumpla con las expectativas que popularmente se resumen en la oración: “estudia para que tengas un buen trabajo”.
Elk panorama actual de la ciencia en México está dado para que se vuelva una actividad al servicio del poder, el sustento que por fin justifique los famosos “otros datos” del ejecutivo a pesar de que todos sepamos (incluidos todo el gabinete y los otros dos poderes) que lo obtenido como información en esa nueva tendencia, resultará falso y tendencioso, por ejemplo, estará “científicamente comprobado” que en el país ya no habrá ni pobres ni delincuencia, a pesar de que no haya empleo ni se pueda optar por poner un negocio gracias a que los grupos delictivos (o policías) se dediquen a la extorsión cobrando derechos de piso. Los científicos de verdad levantarán sus voces, pagarán un precio alto y la inopia viajará por la libre. Salud.
Beto
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