lunes, 19 de junio de 2023

Innovaciones al tanteo

A la extrema permisividad le sigue una etapa
de represión. Foto: BAER

Irapuato, Gto.- Hay conceptos que damos por hechos o suponemos que los hemos entendido porque muchos de nuestros conocidos (que también los dan por hecho), los repiten como máximas de las relaciones sociales, básicamente porque tienen que ver con lo que valoramos en cuanto a esas mismas relaciones y los comportamientos que suponemos normales. Si tomamos en cuenta que como seres racionales empezamos normalmente nuestra educación (que no la instrucción académica) desde que nacemos, entenderemos que con el cúmulo de información que vamos captando, también empezamos a entender sobre límites, disciplina y tiempos; el razonamiento viene detrás de todo eso o, quizá, el saber explicar cómo es que estamos razonándolo y sus conveniencias.

Mal alcanzamos algo de madurez neuronal, ingresamos a las filas de la academia en la que llenarán de contenidos nuestra cabeza de manera aleatoria, con información que en un futuro “nos puede servir”, eso si le encontramos sentido de lo contrario, pasará al sector del archivo muerto. Sin embargo, no sólo es esa información lo que corre esa suerte, lo aprendido en casa también puede olvidarse si cae en desuso, esto es, que no se reafirme al paso de los años o cambie según las relaciones cultivadas fuera del hogar. La firmeza es un ingrediente que la fija, pero es algo que se ha ido relativizando con el paso de las generaciones por la idea de que cada una debe ofrecer a la siguiente “algo mejor” o “lo que ellos no tuvieron” para que aumenten su calidad de vida.

Lo malo es que esa idea va apareciendo intermitentemente y no de un jalón; no es que todos los nacidos en la década de los treinta del siglo pasado lo hayan hecho, tan sólo una parte, pero también les pasa a los nacidos en los sesenta y al parecer a los que nacieron en los noventa, dando como resultado a los rocanrroleros de los cincuenta, los punks de los ochenta y cuanta fauna conocimos en la segunda década de los dos miles. Es cierto que no tengo los datos ni he realizado un trabajo de investigación para obtenerlos, pero es mucha coincidencia que casi cada treinta años haya la sensación de que una generación está en contra de “lo establecido”, lo curioso (salvo raras excepciones) es que cada vez entienden menos eso en lo que están en contra y cada una tiene en su interior un sector de ésos.

Los círculos poco virtuosos resultantes crearán la incertidumbre necesaria para mantener la inseguridad y desconfianza que intentamos contener para no caer en paranoias inoperantes que obstaculizan la razón; entonces, hacia el interior del aula se cree que deben corregirse los errores de origen, con la salvedad de que los docentes gozan cada vez de menos autoridad, por lo que desde la Secretaría se ha intentado implementar acciones que hagan más llevadero el atraso en el que nos hemos metido gracias a la poca valoración crónica de la vida escolar. Si eso lo trasladamos a la vida productiva, lo que hallaremos será un eslabón de la cadena de errores que hemos forjado desde el inicio de nuestra vida independiente como país. cada nueva idea es sólo un parche poroso para un cáncer. Salud.

Beto

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