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La nación no ha alcanzado la mayoría de edad. Foto: BAER |
Es cierto que hay aspectos legales que una institución universitaria como la Nacional Autónoma debe acatar ya que goza de un presupuesto estatal, pero si la libertad de decisión de cómo manejarse hacia su interior le permite dirigir sus clases como mejor le parezca (y eso es fundamental), si es capaz de fabricarse sus propios programas de estudio (totalmente elemental), ¿cómo es posible que pretendan que una juez con todo y su nivel J08, pueda decidir a quién se le investiga y a quién no? Lo mismo aplicaría para la Anáhuac de donde la ministra Esquivel obtuvo un acta de examen de doctorado. Al parecer, la juez María Magdalena Malpica Cervantes de acuerdo con la ministra Esquivel, no tomó en cuenta lo anterior, como el gobierno desconoce la división de poderes.
¿Qué dirían los poderes de la Unión si las universidades se propusieran decirles cómo hacer su trabajo? ¡Órale! No suena tan descabellado, de cualquier manera en los centros educativos hay personal más capacitado que en las cámaras de diputados y senadores, bueno, hasta en el mismísimo poder ejecutivo. Podría proponer que los aspirantes a puestos públicos pasaran un curso de capacitación obligatorio, antes de meterse a contender, eso sí, teniendo como pre requisito para el mismo, que estuvieran desligados de cualquier cargo en los seis meses que durara. Dicho curso debería prescindir de todo tipo de secrecía, que los trabajos y exámenes que se les aplicaran fueran abiertos y disponibles para consulta popular las calificaciones que obtuvieran para vigilar su desarrollo.
Como tronco común y materia básica debería tenerse la autonomía con el fin de evitar dependencias que nada tienen que ver con las aspiraciones democráticas supuestamente optadas por los mexicanos que al igual que al fútbol, suponemos entender. Si así fuera, ya sabríamos que con ligeros matices legaloides y algunos pisos cambiados en la pirámide social, seguimos inmersos en un sistema esclavista de producción, que ahora se llama capitalismo pero que antes se nombró feudalismo. Son sólo detalles los que los diferencian pero sigue habiendo explotación y la disposición de recursos de unos cuantos sobre la carencia de muchos, hasta de sus vidas. Las instituciones hacen lo mismo, porque el dominio causa adicción y no hay un doble A que lo soporte. Salud.
Beto
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