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Son pocas las palabras y luego dichas y escritas mal. Foto: BAER |
Algunas frases, creadas desde la publicidad, son ejemplo de intenciones fallidas como “Despierta lo mejor en ti” de colchones Emma; ¿de verdad está claro el mensaje? La intención debe ser “despierta la mejor versión de ti” o “despierta como mejor persona” pero en realidad eso “mejor” a lo que hacen referencia con el uso de la preposición “en” supliendo a “de”, implica que lo mejor llegará de fuera, que no es inherente a cada persona que use ese colchón y que sólo es un instrumento para eso que le será donado. Dormir en un colchón Emma, entonces, no es descansar sino recibir de algún lado el descanso. En otras palabras, la sugerencia de que el descansar en ese colchón hará que emerja algo bueno (o mejor) de nuestro interior, se pierde porque lo bueno que tenemos no emerge en nuestro interior.
Es importante conocer los diferentes usos de cada palabra en nuestro vocabulario, para no suponer que decimos algo y en realidad estemos afirmando otra cosa; si de buenas intenciones está pavimentado el camino al infierno, con sobreentendidos edificamos prisiones. La defensa universal “pero me entendiste” es una trampa en la que sólo cabe un cautivo: uno mismo; no es recomendable, de ninguna manera, depender de la buena voluntad de los demás para que interpreten lo que decimos. En las pocas ocasiones en las que me animé a dar clases de inglés, les pedía a mis alumnos que al intentar formar oraciones, utilizaran las palabras que conocían de la manera más sencilla posible, en lugar de intentar traducir las oraciones del español literalmente, pues nuestro idioma es mucho más complejo.
El concepto de multipropósito puede que sea muy útil en los aparatos o en las herramientas, sin embargo, en lo referente a los idiomas o los lenguajes sólo los empobrece; es posible nombrar a un objeto o a una persona de diferentes maneras pero el usar un solo nombre o adjetivo para muchos sujetos suele confundir. El ejemplo más difundido se encuentra en el uso del verbo chingar pero, una cosa es que entendamos los múltiples significados que se le imputan y otra muy distinta es que estemos hablando con él un español de buena calidad; es ahí donde está la clave de cualquier crítica a lo que se dice, se escribe o se canta en un idioma cuya riqueza se ha venido menospreciando por conformarnos con el uso de un número reducido de palabras. Salud.
Beto
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