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Tanto se busca un estilo que se cae en la indefinición. Foto: BAER |
El origen de los vocablos es tan simple como colocarlos a los lados opuestos de las nacientes cámaras en el congreso francés de la post revolución, la parte compleja es tratar de entender sus interpretaciones generales de los sistemas económicos que, desde cualquier perspectiva llámese Smithsianismo, o Marxismo, no son ni buenos ni malos sino que su supuesta aplicación o intentos de justificación realmente no han servido para dignificar el trabajo de la mayoría ni se aprecian en su exacta dimensión. Las valoraciones las hemos basado en el tipo de discursos que definen las labores, por ejemplo, si son de origen operario o es escolarizado, si la responsabilidad física, económica o política es mayor en uno que en otros o si la diferencia la establecen la edad, el género o la condición social.
Al parecer, las versiones sobre el socialismo y el comunismo que se tenían desde hace más de cuarenta años no han cambiado en absoluto, los que se dicen en contra (no necesariamente capitalistas), siguen pensando que son sistemas del demonio que no creen en diosito, te quitan tus casas, te visten igual que a todos y se roban a los niños; por su parte, los que se dicen socialistas, siguen pensando que la leyenda de Robin Hood es el camino por el que se debe llegar a un sistema más igualitario. Seguramente nadie les ha explicado a ambos bandos que sus visiones juntas son el caldo de cultivo ideal para la imposición de dictaduras ejercidas por una oligarquía utilizando a un líder carismático fácilmente manejable.
Este esquema está presente en nuestros días, un líder carismático intenta pasar la estafeta a una calca suya, al menos es lo que intentan hacernos creer, pero parece evidente que si mantienen el arrastre, sólo es porque están sumando lo que queda del desgaste del primero y lo poco que la segunda ha redituado bajo la sombra de aquel, dos personajes patéticos atrapados en los pseudo esquemas rojos de los setenta, pensando en controlar a la población con limosnas sacadas del erario, arengando a los «desposeídos» a reclamar lo que es suyo, aunque no les especifican qué es eso, proyectando obras cuyo origen y fin es el mismo punto; si en realidad fueran socialistas, procurarían las condiciones para que todos tuviéramos la facilidad de crear riqueza. Salud.
Beto
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