Música del corazón

La conexión parece lógica. Foto: BAER

Las sorpresas vienen en los paquetes menos esperados; quien haya pensado que los medios electrónicos estaban reservados para los más jóvenes exclusivamente, debe reconsiderar ese pensamiento. No me refiero al consumo, sino a la producción de contenidos. Me considero alguien abierto a todas las posibilidades, también me adorno algunas veces cuando afirmo que no he perdido mi capacidad de asombro. Y es ésta, la que fue tomada por asalto con un enlace que me hizo llegar el doctor José Luis Moragrega, del cual no tenía idea que tuviera un canal de You Tube.

De una producción sencilla pero bien elaborada, se nota el gusto que tiene por la ejecución de piezas musicales con su armónica, donde como preámbulo, ofrece una explicación puntual de lo que va a ejecutar y el contexto histórico de cuando fue creada. No hay aspavientos ni poses de una erudición mal entendida, por el contrario, como anoté anteriormente, su gusto musical así como su talento con un instrumento poco difundido en estos días, se evidencian con la generosidad de alguien que está muy seguro de lo que sabe y lo ofrece sin más.

Ni siquiera muestra ostentación alguna en cómo bautizó a su canal, ya que lo firma tan sólo con su nombre. Dicen los que saben que la música nace en el corazón, lo que explicaría cabalmente el que un cardiólogo se dedique a ella, un irapuatense (lo llamo así no porque sepa en dónde nació, sino porque toda mi vida lo he ubicado aquí) que seguramente ha valorado la oportunidad que brindan los medios electrónicos, para convertirse en una opción de entretenimiento con conocimiento o de conocimiento entretenido, cualquiera que sea.

Se llegará el momento en que pueda agradecerle en persona, la confianza de compartirme su enlace, mientras tanto, no podía dejar pasar la mención de este virtuoso encuentro con la cultura desde una plataforma atestada de contenidos no muy alentadores. Eventos así, son dignos de difundirse y presumirse, pues se requiere de valor y una gran generosidad junto con el consabido talento y, por supuesto, algo que decir. Lo que más me alegra, es haber tenido la oportunidad de decir algo bueno, que quizá no represente mucho, peor que me salvó el flagelo de hoy. Salud.

Beto