lunes, 3 de octubre de 2022

De contradicciones ideológicas

Depende de lo que empujas es el nivel
que se te confiere. Foto: BAER

Irapuato, Gto.- Las definiciones suelen ser peligrosas si no se da el contexto completo cuando se les utiliza; un simple cambio en una palabra, por ejemplo un aumentativo, la convierte de algo místico en algo peyorativo, como en mito, cuando lo hacemos grande se vuelve un mitote; si seguimos la secuencia pata, peta, pita... la última prefiere llamarse Lulú; ni la política se salva puesto que, históricamente algunos vocablos se usan como sinónimos de pecado, como el concepto de “conservador”. ¿Acaso conservar noes bueno? Si hasta cuando dos amigas se reencuentran después de varios años de no verse disparan la palabra como un halago “te ves muy conservada”; conservar los rasgos culturales es presumible en todos lados y ni hablar de conservar la vida, es primordial.

Todo lo anterior definiría a los involucrados como conservadores ¿o no? Entendiendo que el término se aplica a los que desean a toda costa, conservar su status de privilegio por cualquier medio, pero incluso los que heredaron sus riquezas, deben trabajar de algún modo para no perderlas, lo cual es lógico, injusto por las formas en que las obtienen, pero lógico. Pensar en arrebatarles sus bienes y repartirlos entre quienes no tienen, parece heroico, pero convertiría a los beneficiados en lo mismo que tanto atacan, pues obtendrían beneficio sin haber trabajado -legalmente- por él, lo que traería en consecuencia que tuvieran miedo de perder las ganancias de la misma manera en que se hicieron de ellas, por lo tanto, tendrían que defenderlas a capa y espada y con ello se volverían conservadores.

No quiero inferir con esto que el mal del mundo está en el dinero, todo lo contrario, la forma de obtenerlo es lo que marca la vida de quien lo posee en detrimento de los demás. Reitero, no se trata de arrebatárselos, sino de crear las condiciones para que todos, dentro de sus posibilidades, sean capaces de crear riqueza; una revisión de nuestros marcos legales sería prudente; detener la voracidad de los servidores públicos, con mayor razón; hacer énfasis en cumplir con lo establecido en las leyes en materia penal, urge; y la joya de la corona de este sueño guajiro, acabar con la delincuencia, organizada o no. Que todo eso se cumpla requiere de una revolución, una que no nazca en la mente calenturienta de las clases privilegiadas que sólo buscan cambiar de manos a la estructura del poder para que las cosas sigan igual.

Tampoco de las clases marginadas que accedieron a esa estructura porque, por definición, ya están convertidas al sistema; es una falacia (al menos en México) que se pueda combatir el mal desde dentro de sus entrañas; el que va ascendiendo en la escala política -y económica también- ya se habrá hecho de prebendas gracias a los favores conferidos por él o a su persona. Porque no es el trabajo bien hecho lo que brinda la confianza, sino a quién conoces con el que puedas formar un “compadrazgo” lucrativo además del rejuego formado por los secretos o depósitos de toda índole otorgados en sigilo. México es una casa donde la servidumbre tiene el control de lo que se compra o se vende, de lo que mantiene saludable o enfermo al patrón, donde la ignorancia de éste último es garantía de bienestar de los primeros. Salud.

Beto

1 comentario:

  1. Entonces tod se resume a la ambición de unos cuantos y la de otros a seguir sirviendo ,los prejuicios siempre van a existir más nunca van a dejarlos expresar por qué todoa la cúpula de arriba siempre estará a la expectativa de los movimientos que le convienen nunca se va cambiar dice el dicho " el que nunca tiene y llega tener loco se quiere volver" ,

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