La cultura no es un adorno para una fecha especial. Foto: BAER |
El caso es que hay que perseguir a la chuleta y no basta con «llenar la panza», lo que se come debe responder a ciertos lineamientos, porque si no ¿para qué estudiar y prepararse tanto? El intelectual, artista o no, debe satisfacer necesidades básicas como cualquier mortal y no hay una más importante que la de mantenerse vivo, es aquí donde se juntan o se enfrentan el hambre y los ideales por lo que, quien desea dedicarse a la expresión plástica o las letras, debe pensar muy bien en el tiempo que está dispuesto a invertir para hacerlo de manera autosuficiente, si es poco, lo mejor es alinearse al sistema a pesar de que eso implique renunciar a ciertas iniciativas, si lo que se desea es ser independiente, la fama y la riqueza deben postergarse para un mejor momento. No es un tema nuevo, por desgracia su recurrencia ha permitido que sistemas de dominación social permanezcan en el poder más de lo que deberían.
Algunos de ellos ven en la cultura un sistema de propaganda efectivo, con el cual, sus supuestas bondades pueden ser apreciadas por el exterior, como sucedió con el Bolshoi y la extinta Unión Soviética o con el cine comercial y los Estados Unidos; de alguna manera en México hacemos lo mismo con el cine de los cuarenta y cincuenta, los bordados, alfarería y pedrería indígenas y los muralistas. Por desgracia, todas esas expresiones han servido como tapadera para las diferentes injusticias que prevalecen, incluso para los productores de todo eso con lo que nos levantamos el cuello; el mismo mecanismo observamos con los visitantes extranjeros que se quedan con la impresión de los centros turísticos, entendible pero poco ilustrativo. lo digo porque visitar lugares como Can Cún, Guanajuato, San Miguel de Allende u otros no es en realidad conocer México.
Para poder decir lo anterior, deberíamos tener acceso físico a documentos escritos, grabados, video grabados o fotográficos de cada lugar que compone este bendito país, no nada más con fines turísticos, sino con el sincero interés de palpar realidades alternas a la nuestra sin apasionamientos hacia lo bueno ni hacia lo malo; enmascarar la información o crear alarma son las dos caras de la misma moneda de desinformación y crear cultura no es nada más saber sobre folklore, sino entender la realidad cercana, para lo cual hay que volver a aprender a escuchar, a observar y a leer. Apoyar la cultura no es tarea exclusiva de los gobiernos, es una actividad vivencial que parte desde el saber consumir lo que se produce en la ciudad, el estado y la región que habitamos, sin esa parte, el arte (cualquiera que éste sea) carece de sentido y se vuelve un simple adorno que sólo verán unos cuantos. Salud.
Beto
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